martes, 12 de abril de 2016

El error en la raíz de la heterodoxia en la reciente exhortación pseudoapostólica

Es esencial, para identificar el origen del movimiento heterodoxo que campea a sus anchas en la Iglesia Católica desde febrero de 2014, notar el protagonismo de Kasper como influencia sobre Francisco en dos momentos clave:

- El viernes 21/02/2014, en el cierre del consistorio de cardenales preparatorio del primer Sínodo sobre la Familia, cuando Francisco elogió la relación de introducción leida por Kasper el día anterior, al final de la cual Kasper proponía readmitir a la Eucaristía a algunos divorciados vueltos a casar que cumpliesen ciertos requisitos, en estos términos:

"Ayer, antes de dormir, pero no para dormirme, he leído – he vuelto a leer – el trabajo del cardenal Kasper y quisiera darle las gracias porque he leído teología profunda, también un pensamiento sereno en la teología. Es agradable leer teología serena. Y también he encontrado eso que San Ignacio nos decía, ese 'sensus Ecclesiae', el amor de la Madre Iglesia. Me ha hecho bien y me ha dado una idea – discúlpeme eminencia si le causo turbación –, pero la idea es que esto se llama 'hacer teología de rodillas'. Gracias. Gracias." [1]

- El domingo 17/03/2013, en la alocución de su primer Ángelus como Papa, cuando Francisco elogió el libro que Kasper había publicado en 2012, "La misericordia. Clave del Evangelio y de la vida cristiana", en estos términos:

"En estos días, he podido leer un libro de un cardenal —el Cardenal Kasper, un gran teólogo, un buen teólogo—, sobre la misericordia. Y ese libro me ha hecho mucho bien. Pero no creáis que hago publicidad a los libros de mis cardenales. No es eso. Pero me ha hecho mucho bien, mucho bien." [2]

Dado que sobre la propuesta de Kasper en su presentación del 20/02/2014 ya se ha dicho todo lo que hay que decir [3], me enfocaré sobre el libro de 2012. Para lo cual creo necesario ponerlo en el contexto de dos obras anteriores de Kasper.

La primera es el artículo de 1967 "Dios en la historia" ("Gott in der Geschichte") [5], donde escribió:

“The God who is enthroned over the world and history as a changeless being is an offence to man. One must deny him for man’s sake, because he claims for himself the dignity and honor that belong by right to man…. We must resist this God, however, not only for man’s sake, but also for God’s sake. He is not the true God at all, but rather a wretched idol. For a God who is only alongside of and above history, who is not himself history, is a finite God. If we call such a being God, then for the sake of the Absolute we must become absolute atheists.” [6]

En el plano puramente filosófico, es difícil admitir que alguien no entienda que el Absoluto Infinito, la absoluta plenitud del Ser, es necesariamente inmutable. Pero aún si un católico no pudiese ver esto claramente por la razón, lo debe creer firmemente por la fe, ya que la inmutabilidad divina es un dogma de fe definido por dos Concilios Ecuménicos: Letrán IV y Vaticano I.

Concilio Ecuménico Letrán IV (1215). Constitución 1. De fide catholica.

"Creemos firmemente y confesamos simplemente que uno solo es el verdadero Dios, eterno e inmenso, omnipotente, inmutable, incomprensible e inefable, Padre e Hijo y Espíritu Santo, tres personas pero una esencia, sustancia o naturaleza absolutamente simple (simplex omnino)."

Concilio Ecuménico Vaticano I (1870). Constitución Dogmática "Dei Filius".

"La Santa Iglesia Católica Apostólica Romana cree y confiesa que uno es el Dios verdadero y vivo, Creador y Señor del cielo y de la tierra, omnipotente, eterno, inmenso, incomprensible, infinito en intelecto, voluntad y en toda perfección; que siendo una sustancia espiritual singular, absolutamente simple (simplex omnino) e inmutable, debe ser declarado distinto del mundo en realidad y esencia (re et essentia),..."

La segunda obra es el libro de 1974 "Jesús el Cristo" ("Jesus der Christus"), sobre el cual el difunto profesor de la Univ. de Navarra y eminente teólogo Lucas F. Mateo Seco publicó en 1979 una crítica [7] en la cual, si bien se refiere a Kasper en términos muy respetuosos en lo académico, a mi juicio demasiado respetuosos, pone en evidencia la incompatibilidad de sus tesis con la doctrina de la Iglesia. (Para quien no tenga tiempo de bajar y leer la extensa crítica de Mateo-Seco, las páginas referenciadas [6] contienen una muy breve reseña de la heterodoxia en ese libro.)

En este punto uno se enfrenta a otros hechos difíciles de admitir, cuales son que el autor de estas obras haya sido hecho obispo (1989) y cardenal (2001), así como secretario (1999) y luego presidente (2001) del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos.

Llegamos así a la obra tan elogiada por Francisco en su primer Ángelus, sobre la cual podemos preguntarnos: ¿habrá Kasper dejado atrás en ella la heterodoxia de 1967, la cual habría quedado como un pecadillo de juventud ya superado? La respuesta está en la página resultante de buscar "apathetically" en la versión online en inglés del libro:

https://books.google.com/books?id=GDArAwAAQBAJ

Ahora Kasper es más cuidadoso y empieza diciendo: "la determinación metafísica de la esencia de Dios [...] de ninguna manera debe ser fundamentalmente cuestionada", pero después sigue: "dentro de los parámetros de los atributos metafísicos de Dios escasamente hay lugar para un concepto de misericordia", para llegar finalmente al tema del escrito de 1967: "El punto de partida metafísico tradicional de la doctrina de Dios trae consigo un problema adicional para hablar acerca de la misericordia divina. Concretamente, si Dios es el Ser Mismo, entonces la absoluta perfección del ser de Dios sigue de esta absoluta plenitud de ser. Tal perfección implica la incapacidad de Dios de sufrir, porque el sufrimiento debe ser entendido como una deficiencia." En realidad implica todavía más que eso, la imposibilidad de cambiar, pero en principio hasta ahí todo va bien ¿Se habrá vuelto ortodoxo? Sigamos leyendo: "Sobre la base de su punto de partida metafísico, la teología dogmática tiene dificultad de hablar de un Dios compasivo. Tiene que excluir la posibilidad de que Dios sufre con sus criaturas en un sentido pasivo; puede hablar solamente de piedad y misericordia en el sentido activo de que Dios se opone al sufrimiento de sus creaturas y les provee asistencia. La pregunta que subsiste es si esto corresponde satisfactoriamente al entendimiento bíblico de Dios, que sufre con sus creaturas, que como misericordioso tiene un corazón con el pobre y para el pobre. ¿Puede un Dios que es concebido tan apatéticamente ser realmente com-pasivo?" (En inglés "sympathetic", pero "simpático" en castellano es otra cosa.)

La última pregunta fue contestada en la afirmativa hace siglos, por ejemplo por Santo Tomás en ST I, q.21, a.3. ¿Mencionará esa respuesta Kasper? Lamentablemente no:

"Pastoralmente, esta concepción de Dios es una catástrofe. [...] la proclamación de un Dios que es insensible al sufrimiento es una razón por la que Dios ha pasado a ser ajeno y finalmente irrelevante para muchos seres humanos."

No, cardenal, no. Incluso desde la perspectiva estricta de mi necesidad, yo necesito que Dios entienda los males que me amenazan o afligen y sea capaz de librarme de ellos, no que Él mismo esté expuesto a padecer! Más aún, si Él estuviese expuesto a padecer no sería el Absoluto Infinito, la absoluta plenitud del Ser, con las consecuencias de que no podría mantenerme en el ser y hacerme ser en plenitud, no proveería una explicación metafísica de la realidad, y su adoración sería una idolatría. Es la concepción de Dios como mutable la que hace a Dios finito, tal que ya no sería el Dios verdadero sino un ídolo.

Por lo tanto Kasper permanece a todos los efectos prácticos en la herejía de 1967, sólo que ahora, tal vez por haber adquirido habilidades diplomáticas que le permitieron permanecer y ascender en la estructura eclesial en contraste con heterodoxos abiertos como Hans Küng, en vez de negar abiertamente la doctrina que le molesta se enfoca en superar sus implicancias a nivel "pastoral".

Esto es tristísimo, porque la cuestión se soluciona precisamente a partir de la ortodoxia metafísica y bíblica. Ante todo, lo que el hombre necesita es la liberación del mal, no del sufrimiento. El sufrimiento es consecuencia del mal, que es privación del bien, que a su vez es disminución del ser o en caso extremo pérdida del ser. Lo que yo necesito y quiero es ser mantenido en el ser y ser en plenitud, y eso puede hacerlo solamente el Ser Subsistente, en lo cual concuerdan la metafísica y la Escritura: Dios puede darme el ser, mantenerme en el ser y hacerme ser en plenitud, incluso más allá de las limitaciones intrínsecas a mi propia naturaleza haciéndome partícipe de la suya (2 Pe 1:4), porque en Sí mismo es la absoluta plenitud del Ser, "Yo Soy", Ehyeh (Ex 3:14), y quiere hacerlo porque para nosotros es "Él hace ser", YHWH vocalizado Yahweh (Ex 3:15) [8].

En resumen, el teólogo favorito de Francisco la hizo completa:

1967: niega la verdad sobre Dios.
1974: niega la verdad sobre Jesucristo.
2014: niega la verdad sobre el hombre y sobre la acción de Dios en el hombre.

El último ítem se refiere a negar la indisolubilidad del matrimonio y la posibilidad que Dios nos da por su gracia de vivir de acuerdo a esa verdad.

El conjunto de su obra, en vez de una Suma Teológica, es una Resta Teológica.

Ya el elogio de Francisco al libro "Misericordia" era un signo ominoso de los tiempos que venían para la Iglesia. Porque si yo estoy leyendo un libro y encuentro que el autor se refiere a la inmutabilidad divina diciendo "Pastoralmente, esta concepción de Dios es una catástrofe.", inmediatamente dejo de leer ese libro y lo envío a reciclaje. El elogio al libro era indicio claro de lo que se podía esperar en este pontificado y ahora estamos viendo.

Por otro lado, esa afirmación muestra nítidamente el error intelectual en la raíz de todo este "lío" iniciado por la presentación de Kasper del 20/02/2014, amplificado por las sesiones del Sínodo de 2014 y 2015 y rematado por la reciente exhortación pseudoapostólica: la disociación del bien y la verdad. Para Kasper, el bien de la gente puede procurarse solamente si se deja de lado la verdad, tanto la inmutabilidad divina como la indisolubilidad del matrimonio.

Posición exactamente contraria a: "conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres." (Jn 8:32), así como a la súplica de Jesús al Padre: "Santifícalos en la verdad: tu palabra es la verdad." (Jn 17:17).


Referencias

[1] http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1350729?sp=y

[2] http://w2.vatican.va/content/francesco/es/angelus/2013/documents/papa-francesco_angelus_20130317.html

[3] http://www.ignatius.com/Products/RTC-P/remaining-in-the-truth-of-christ.aspx
Citas en: http://sspx.org/en/remaining-truth-christ

[4] https://books.google.com/books?id=2FsjkfV9VL4C, p. 10.

[5] Walter Kasper, “Gott in der Geschichte”, in "Gott heute: 15 Beiträge zur Gottesfrage", edited by Norbert Kutschki (Mainz: Matthias-Grünewald-Verlag, 1967).
Una descripción del artículo puede leerse en las pp. 7-10 de este libro favorable a Kasper: http://books.google.com/books?id=2FsjkfV9VL4C

[6] Cita de: http://www.dici.org/en/documents/the-new-pastoral-approach-of-cardinal-kasper-to-the-divorced-and-remarried/
También en: http://sspx.org/en/news-events/news/kaspers-new-pastoral-approach-marriage-3886

[7] http://dadun.unav.edu/handle/10171/13392

[8] Desarrollo este tema en http://gnosesthehotiegoeimi.blogspot.com

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